La exploración lunar ha dado un nuevo giro gracias a los recientes descubrimientos realizados en la cara oculta de la Luna. Esta zona, que nunca es visible desde la Tierra debido a la rotación sincrónica del satélite, ha sido objeto de misiones como la Chang'e-4 de China y ha revelado datos sorprendentes que desafían las teorías tradicionales sobre la formación lunar.
Los investigadores han detectado una estructura masiva bajo la cuenca Aitken del Polo Sur, una de las mayores del sistema solar. Esta anomalía, detectada mediante estudios gravitacionales, podría estar compuesta de metal o de restos del asteroide que impactó la Luna hace miles de millones de años.
Además, nuevas imágenes de alta resolución han mostrado formaciones geológicas que no se encuentran en la cara visible: cadenas montañosas, cráteres más profundos y estructuras posiblemente volcánicas, lo que abre interrogantes sobre la actividad geológica pasada de la Luna.
“Este hallazgo puede reescribir lo que creíamos saber sobre la historia de nuestro satélite natural.” – equipo LRO/NASA
Uno de los aspectos que más ha intrigado a los científicos es la diferencia de composición entre ambas caras. Mientras la cara visible tiene una mayor cantidad de “mares” o planicies basálticas, la cara oculta está repleta de terreno montañoso y antiguo. Esta asimetría sigue siendo un misterio para la comunidad científica.
La misión china Chang'e-4, que logró alunizar exitosamente en esta región en 2019, continúa enviando datos valiosos desde la superficie. Sus descubrimientos han impulsado nuevas propuestas para futuras misiones tripuladas que permitan estudiar in situ estas anomalías y, posiblemente, establecer una base científica en esa zona.
Estos hallazgos no solo tienen implicaciones científicas, sino también estratégicas, ya que varias agencias espaciales consideran a la Luna como un punto clave para futuras misiones hacia Marte y más allá. Comprender su estructura interna y geología es esencial para evaluar la viabilidad de una presencia humana sostenida.
Para muchos, la cara oculta de la Luna sigue siendo un símbolo de lo desconocido. Gracias a los avances tecnológicos, esa oscuridad comienza a disiparse, revelando un paisaje fascinante que puede contener claves fundamentales para entender la evolución del sistema solar.
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